Lo que empieza como un huracán acaba como un airecillo de domingo por la tarde. Pese a lo poderoso de la historia, esta se va desinflando poco a poco. A pesar de ello, recomiendo su visionado porque hay calidad y fuerza en su propuesta.
Es un Puerto Hurraco versión británica.
En un típico pueblo inglés de la campiña, aburrido y provinciano, vive un exmilitar, que de niño ha sido acosado por los otros pequeños, y que ahora debe cuidar de su madre mayor y enferma.
Siendo un personaje de mente poco equilibrada, un enfrentamiento con otros miembros de la comunidad le llevará a pasar por las armas a una quincena de vecinos.
El hecho, rodeado de flashbacks y diferentes puntos de vista de las mismas acciones, será investigado por un periodista de la televisión británica que, casualmente, nació en este mismo pueblo, amigo del asesino y que de pequeño también fue víctima del acoso de los demás niños.
La serie se deja ver, es original y dura. Nos hace preguntarnos si el asesino nació así o si fueron los desplantes y el odio de una comunidad rural y cerrada el que lo convirtió en un criminal.
Además, se reflejan la vicisitudes de una comunidad pueblerina: infidelidad, problemas en el trabajo, jóvenes sin futuro, cotilleo, depresión, militares inadaptados tras regresar de Afganistán, alcohol, falta de comunicación...
Un drama cargado de reflexión y violencia que no acaba de ser redondo. Eso sí, es recomendable por su originalidad y profundidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario