domingo, 15 de enero de 2017

'Westworld', de HBO: cansina

    
    Esta es una serie en la que unos robots (con apariencia 100% humana) viven un día y otro la misma rutina con pequeñas variaciones. Habitan un poblado del lejano oeste, creado artificialmente, para que ricachones del siglo XXI, de carne y hueso, vivan durante unos días como los hacían los vaqueros más bregados. Como en un 'Jurassic Park' sin, en teoría, peligros.

    En 'Westworld', una recreación a escala humana de Fort Bravo, Tombstone, Dodge City, Laredo o Cheyenne en 1870-80, viven los 'anfitriones', los robots a imagen y semejanza de 'Blade runner' para uso y disfrute de los 'huéspedes', ricachones que se visten de vaqueros y disfrutan de mujeres, salones, whisky y capturas de fugitivos en este pequeño mundo artificial. Como si una máquina del tiempo los hubiera llevado a Lejano Oeste.

    Esta serie, original donde las haya, es muy cansina. Porque vivimos en un eterno día de la marmota. Porque los ideólogos de 'Westworld' son un aburrido Anthony Hopkins y un 'nosesabebienquehago' Jeffrey Wrigth, responsable de la programación de los replicantes.

    También aparece un pendenciero 'huésped' Ed Harris que 'nosesabebienquebusa' y que se porta con los replicantes como si un hooligan inglés en Magaluf pasada la medianoche.

    Lo bueno de todo esto es que los 'huéspedes' no pueden morir en 'Westworld'. Si les dispara un pistolero borracho no sucede nada. Pero ellos sí pueden freír a disparos a los inocentones robots.

    Todo se produce en un ritmo muy lento, casi predecible, y con escenas poco conectadas entre sí, de tal manera que no sabes bien hacia dónde viaja la trama. Es como 'Perdidos', pero sin alicientes ni interés. Muy buena factura y actores, pero un contenido de quiero y no puedo.

    Lo más destacable, los papeles de Evan Rachel Wood, como la preciosa y soñadora robot Dolores Abernathy, y la madame del burdel, otro replicante, Thandie Newton, en el papel de Maeve Millay. 

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