viernes, 14 de julio de 2017

'La casa de papel': adictiva

    
    Los tres primeros capítulos de 'La casa de papel' son adictivos. La serie no tiene nada que envidiar a las potentes producciones de acción norteamericanas o a las grandes series de Netflix. 

    El robo de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre por un grupo de quinquis de primera fila, liderados por el misterioso 'El Profesor' (perfecto Álvaro Morte), hace las delicias de los amantes del thriller y de las películas de acción.


    Está muy bien hecha y mantiene la tensión y el suspense en todo momento. Ayuda el saber qué va a pasar con los 60 rehenes, entre estos una clase del Colegio Inglés de Madrid, y realmente qué buscan los atracadores: rehenes con dinero, empleados del lugar, dinero...

    Están geniales los actores. Llama la atención lo bien que Alba Flores hace de choni medio loca, peligrosa y armada. Muy bien está Pedro Alonso, que encarna a Berlín, una especie de psicópata a lo De Niro en 'Taxi Driver'. Úrsula Corberó también hace un buen papel.


    Me chirría la inspectora Raquel Murillo (Itziar Ituño) sobre todo porque al principio va de demasiado dura-estresada-alterada-al borde de un ataque de nervios, y es poco creíble. Sobreactúa. Floja está, igualmente María Pedraza, que hace de Alison Parker, la pija hija de diplomático.

    Buenísima la relación e interacción entre Moscú (Paco Tous) y su hijo el macarrilla Denver (Jaime Lorente), a pesar de que parece imitar en todo momento a Mario Casas.

    Vale la pena y mucho. Nos mantiene pegados al sillón.

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